Empieza a ser preocupante que
haya algunos directores, del más alto nivel en RTVE, vayan trasladando la idea
de que estamos al cien por cien, que ya no podemos hacer más, ni por medios
técnicos, ni por humanos. Sobre todo cuando estamos realizando la producción
interna más baja de todos los tiempos, muy por debajo de lo que nos demanda la
ley.
Alguien dijo alguna vez “Querer
es poder” o “Hace más quién quiere que quién puede”, y las dos aseveraciones
son muy certeras y aplicables en RTVE. Voy a tratar de explicarlo.
RTVE debería cumplir con la ley
que marca a través del Mandato-Marco las encomiendas de servicio público, las
modalidades de producción y las cantidades de cada una que se deben realizar.
Si alguien dice que con 6400 trabajadores de plantilla objetivo y
suficientemente financiada, no se puede cumplir con lo que mandata el Estado a
RTVE, tendría que explicarlo.
Ahora bien si no se cumple con la
ley, y quien debe controlar que así sea lo permite, es decir el gobierno de la
nación, empezamos a tener un problema. Y ¿Por qué lo permite? Podríamos pensar
que no quiere poner los medios, así ahorra dinero. O que no le interesa una
RTVE que cumpla con sus obligaciones. O que no le gusta el modelo público.
Bueno, bien ¡Qué lo diga! Discutámoslo.
Para poder cumplir la ley,
primero tendríamos que tener un plan estratégico, un plan de empresa, o algo
parecido a medio plazo. Si no existe será porque no quieren. También tendríamos
que tener una plantilla suficiente, no parece que 6400 personas sean pocas.
Muchos pensamos que se puede producir lo que demanda la sociedad con ella. El
problema es que la dirección ha conseguido que tengamos una plantilla desilusionada,
envejecida y desequilibrada, y sobre todo una plantilla en activo bastante
menor a la reconocida. Desilusionada porque no vemos el fruto de nuestro
trabajo, no se provoca la implicación en los objetivos, ni la carrera
profesional, se desprecia nuestras iniciativas e ideas, no se produce el
reconocimiento necesario al esfuerzo, no hay participación de los trabajadores,
y se nos recortan los derechos. Una plantilla envejecida por la falta de
renovación y rotación de la misma. Desequilibrada, primero por los estragos del
último expediente de regulación de empleo, y a consecuencia de los puntos
anteriores sobre todo en las unidades con mayor estrés productivo, segundo por
la falta de un plan de producción y de recursos humanos que acomode la
plantilla a las necesidades. Bastante menor porqué se amortizan puestos, no se
cubren las bajas, ni siquiera las de maternidad. Y cómo consecuencia de ello hay serios
problemas en departamentos línea de nuestra producción, cómo es el de
operadores de cámara.
Tenemos una organización
empresarial arcaica, desnortada, muy vertical, muy jerarquizada, poco
participativa, muy grande y con duplicidades. Funciona como islas inconexas.
Esto provoca perder recursos efectivos para la producción, que los objetivos y
ordenes se diluyan con el ruido en la cadena de mando, que los puestos de
responsabilidad no sean ocupados en muchos casos por los mejores profesionales,
que los puestos de trabajo no estén engrasados y ocupados por los perfiles
idóneos, y finalmente que los trabajadores y trabajadoras no rindan como sería
deseable. Al final siempre vendrá alguien a decir que con este Convenio
Colectivo tan rígido no se puede hacer más, lanzando balones fuera.
Si sumamos a lo anterior la
drástica caída de recursos materiales y económicos, tenemos la tormenta
perfecta. Instalaciones y medios de producción vendidos, otros cerrados por
mala gestión, equipos obsoletos, algunos inutilizados o no utilizados, otra vez
por la falta de un autentico plan de empresa que determine que se necesita,
cómo se actualiza y cuando se renueva. También tenemos que poner en esta parte
de la balanza que para producir programas en el interno no hay ni un euro, lo
poco que queda tras los recortes se va en la compra de programas y el pago a
productoras privadas.
Alguien pensara ¡Claro, así no se
puede! Bien, pues yo diría que eso es así porque no se quiere. No se quiere
planificar ni lo que debemos hacer, ni cómo hacerlo, no se quiere poner los
medios, y no se quiere organizar correctamente una verdadera fabrica de
producción de programas audiovisuales. Y perfectamente podríamos pensar que no
se quiere cumplir la ley.
También podríamos suponer que
ahora alguien “quiere”, porque la
dirección nos propone un Plan de Mejora de la Producción. Para ello se dedica a
“ver”, y digo ver porque no parece un análisis muy sistemático, cómo se trabaja
donde todo está externalizado; en Antena3, en Tele5, o en Radio Melilla ¿Seguro
qué es para un plan de producción interna? Buscan los “cuellos de botella” de
nuestro sistema para decidir que se hace fuera o dentro, aunque no parece que
tengan la intención de arreglarlos. Y lo peor, se hace a espaldas de los
trabajadores, aunque lo presenta en la Comisión de producción cómo una
magnifica iniciativa.
Lo que necesitamos es un plan de
empresa. Donde se concreten objetivos de programación y producción, se dote
presupuestariamente la fábrica, se organicen y rentabilicen correctamente los
medios existentes, se fortalezca la organización con mayor participación y
reconocimiento de las capacidades de sus trabajador@s y se produzca una gestión
orientada a la eficacia y eficiencia de los recursos internos con una cadena de
mando con objetivos claros.
Si quieren de verdad, las cosas
se deben hacer bien; con los que saben, con todas las partes, y con
transparencia ¿A que tienen miedo? ¿Hay algo que ocultar?