miércoles, 25 de agosto de 2010

Encomiendas de servicio público en el nuevo corpus legislativo de la televisión pública de titularidad estatal.

Tres leyes, un mandato-marco y una proposición no de ley en los últimos cuatro años, y la Corporación RTVE sigue sin tener un modelo de empresa definido. Ahora se prepara la negociación del contrato-programa sin que parezca que vayan a mejorar mucho las cosas.

La verdad de los hechos nos remite a la falta de cumplimiento de lo legislado. La encomienda de servicio público es clara, como no puede ser de otra manera no baja al detalle, pero enumera una gran cantidad de objetivos que a día de hoy siguen sin cumplirse. RTVE sigue anclada en un modelo de radio y televisión establecido de oficio por los años, que persigue más los gustos de la audiencia, basados en el entretenimiento, para obtener el mejor “share”. Sería erróneo creer que por programar un concurso como “Palabra por palabra”, y poco más, se da por cumplida la encomienda de defender y promover el castellano a nivel nacional e internacional, así nos pasa con casi todos los objetivos marcados por ley.

Es cierto que debemos hacer una radio y televisión para todos, es cierto que entretener es un servicio público, pero dentro del panorama audiovisual europeo el entretenimiento es lo único que esta garantizado por el sector privado. RTVE tiene a su disposición 2 multiplex de TDT, esto supone la posibilidad de emitir 8 canales que abren un sin fin de posibilidades para dar cabida a un amplio espectro de géneros audiovisuales que permitan informar, formar y entretener, pero también atender y permitir el derecho de acceso de los diferentes sectores de la sociedad para obtener una integración y una cohesión territorial demanda por ley.

¿Por qué este país no tiene una televisión educativa? ¿Por qué Televisión Española no tiene prácticamente ningún programa dedicado al medio ambiente, a la violencia de género, a la 3º edad o a la alfabetización mediática? No será por no disponer de medios para producirlos o ventanas para su emisión. Me inclino a pensar que los gestores de la Corporación RTVE no han tenido la voluntad o no han sabido entender lo que se les exigía por ley.

Aunque el nuevo modelo diseñado mediante la nueva legislación debería haber supuesto un giro en la programación y un mejor cumplimiento de las encomiendas de servicio público emanadas de la ley, RTVE sigue programando una oferta audiovisual similar a la de su anterior etapa, donde se sigue dando prioridad a la consecución de audiencia con algunas pequeñas modificaciones prevista para La 2 en septiembre, que va a suponer la desaparición del único canal cultural temático de éste país.

El modelo de gestión sigue siendo inoperante y presidencialista a pesar de disponer de un consejo de administración con responsabilidad legal. La estructura directiva se trata de un conglomerado desorganizado y falto de criterio donde cada cual hace la guerra por su cuenta y donde las reformas no han llegado aún en los tres años de la implantación del nuevo marco legal.

La factoría se encuentra en la encrucijada, debido a la falta de un plan estratégico, de unas lineas que delimiten con claridad lo que se compra y lo que se produce, pero sobre todo por la existencia de un aparato directivo que ha primado la externalización de la producción de programas a las productoras afines.

En conclusión, RTVE no cumple con las obligaciones de servicio público encomendadas.