domingo, 2 de septiembre de 2012

Preparando el terreno

Cuando a principios del año 2006 se planteaba la necesidad de sanear Radiotelevisión Española, el planteamiento simplista que se ofreció era adelgazar en casi 6000 trabajadores la empresa, a cambio de pagar las deudas que habían dejado años de mala gestión. Durante toda la negociación del Acuerdo para la Constitución de la Corporación RTVE, también conocido como el acuerdo de Peñascales, circulo la leyenda, el mito, yo diría el estigma de la excesiva fuerza de los sindicatos en nuestra empresa, y digo estigma porque se argumentaba de forma peyorativa en el proceso.

Seis años después en la peor crisis económica de la sociedad moderna, sin terciar una guerra de por medio. Con el objetivo de reducir los servicios públicos a la mínima expresión y de romper la referencia que supone para el resto del mundo el llamado “estado del bienestar“ Europeo, muchas empresas públicas están sufriendo fortísimos recortes económicos y lo que es aún peor la reducción de derechos de los trabajadores por la vía del decretazo, algo que sin la coartada de la crisis sería inviable en los estados democráticos que componen la nueva Unión Europea.

Si procediéramos a analizar con los datos disponibles lo que está sucediendo en las empresas públicas y más concretamente en las de comunicación, Agencia EFE, RTVV, Telemadrid, RadioTelevisión Murciana, entre otras, todos convendríamos que han preparado bien el terreno para su reducción y privatización. En un entorno favorable para eliminar lo público y entregar nichos de negocio a lo privado, lo han hecho a través de un sistemático cuestionamiento de su viabilidad vertido a la opinión pública, culpabilizando a los trabajadores y profesionales del sector (por disponer de salarios dignos), introduciendo gestores de lo privado, reduciendo la financiación, debilitando las estructuras sindicales, y finalmente modificando la Ley General de Comunicación Audiovisual. Al sumar la reforma laboral y los recientes reglamentos de ERE’s para el sector público el futuro de muchos trabajadores se torna muy negro.

Todavía alguien pensara que CRTVE quedará al margen de todo este proceso de demonización de lo público que acaba inexorablemente con una gestión privada del negocio. Visto el panorama en CRTVE el planteamiento no es muy distinto, aunque los tiempos sean otros por imperativo del guión electoral, bien es cierto que aquí hay que salvar obstáculos como la citada fortaleza de los sindicatos o la credibilidad y aceptación de RNE y TVE en nuestra sociedad. En todo caso se está preparado el terreno concienzudamente, primero los medios de comunicación afines al partido en el gobierno no han parado de poner en cuestión el modelo y su viabilidad en lo que va de año, se reduce el presupuesto espectacularmente, los supuestos privilegios de los trabajadores de CRTVE se proclaman a los cuatro vientos, la dirección actúa con exceso de celo llevando la aplicación de los reales decretos al extremo y con celeridad inusual. Finalmente, el día uno de octubre asistiremos al golpe de gracia a la llamada “fortaleza sindical” en CRTVE, al eliminarse de un plumazo todo los derechos sindicales existentes en convenio, que vienen a resumirse en la capacidad de trabajo de los sindicatos, es decir su dedicación. Se eliminan los exentos de servicio, se eliminan las bolsas de horas, se reducen delegados, etc. La vuelta a la clandestinidad sindical está servida. Los trabajadores que han aceptado las tesis de los detractores sindicales, sin fijarse en a que intereses servían, tendrán la oportunidad de por sí mismos defender sus derechos o de participar de la defensa de sus intereses, eso sí, siempre fuera de horas de trabajo.

Atendiendo al guión lo siguiente sería una modificación de la ley 7/2006, pero incluso sin ella se podría cumplir el objetivo de reducir y privatizar el servicio público estatal de comunicación, dejando a muchos trabajadores con derechos y salarios dignos en la calle, sustituyéndolos por empresas que contratan en la más absoluta y abyecta precariedad. Y todo ello, gracias a una crisis que no hemos provocado nosotros y que sirve como excusa para que unos pocos ganen más a costa de trabajadores que llevan 30 años haciendo radio y televisión de calidad y de servicio a la ciudadanía y que pueden verse en la calle con una anualidad como indemnización, y de otros que aún no han conseguido un trabajo para el que llevan años preparándose y que de conseguirlo, posiblemente no les permita ni emanciparse de sus padres.

Lo han preparado bien.