sábado, 15 de octubre de 2016

¿Por dónde empezamos?

Una sensación pusilánime, de indiferencia, de abatimiento, desmotivadora se cierne sobre los trabajadores de RTVE durante los últimos años. Hemos dejado pasar el tiempo como si no pasara nada. Me incluyo, y debería ser hora de despertar. Por ello, escribo estas líneas después de haber abandonado este foro durante año y medio.

En nuestra disculpa podríamos decir que hemos estado ocupados en decidir nuestro voto y llevarlo a la urna durante este tiempo al menos cuatro veces, que hemos estado ocupados en analizar la crisis institucional de este país, que hemos estado "ojipláticos" contemplando la orgía de corrupción que asola a España, y que a fecha de hoy no se ha resuelto ni lo uno ni lo otro, y que todavía podríamos acudir de nuevo a las urnas en breve. Bien es cierto que a consecuencia de esto RTVE tiene una dirección en funciones, y que parece todos esperamos más las soluciones para nuestra empresa desde un cambio político.

Este período de "calma" ha llevado a nuestra empresa a un pozo desde donde será difícil remontar. Se ha agravado una crisis donde hemos perdido un tercio de la financiación pública, otro tercio de capital social, y estamos a escasos millones de una nueva reducción. También hemos perdido algo más de un tercio del valor patrimonial de la empresa, primero por la devaluación del mismo y segundo por la venta de buena parte de este. Hemos entregado derechos laborales conquistados antaño. Las cuotas de audiencia son las más bajas de nuestra historia, más de un tercio, y nuestra credibilidad por los suelos, gracias a la utilización partidista acentuada en periodo electoral. Y estamos inmersos en una pérdida sistemática de la producción, hemos reducido nuestra capacidad de producción interna en una tercera parte. Alguien podría decir que lo único que no han tocado es la plantilla, incluso esta ha disminuido mediante el control de hacienda y el "salvoconducto" de último convenio colectivo para amortizar puestos de trabajo.

Venga quien venga, si es que viene alguien nuevo, encontrara este panorama, y ¡algo tendrá que hacer! Lo más grave es que la anestesia a la que nos sometemos voluntariamente nos impida al menos tomar consciencia de la situación. Hay dos soluciones o reflotan las pérdidas o igualamos a la baja lo único que apenas se ha tocado, la plantilla. Y no deberíamos esperar un cambio de tendencia en las formulas, aplicadas en el país, al despido durante los últimos años

La esencia de existir de RTVE es su servicio público, estipulado por ley, donde se nos encomienda una serie de tareas por Mandado-Marco, pues bien este finaliza el año que viene. Pero lo peor es que mucha gente, ciudadanos, se preguntaran de qué sirve RTVE si no tiene audiencia, si nadie se cree lo que dice, si no produce lo que se le encomienda ni en cantidad ni en calidad, si no cumple con las demandas del contrato que sostiene con la ciudadanía. Pues bien, habrá que decirles que está RTVE, cuando los poderes políticos han querido, ha sido líder de audiencia, ha ostentado la mayores cuotas de credibilidad posibles, fuera y dentro de España. Cuando nuestra dirección ha apostado por la producción hemos hecho mucho y bueno. Nuestros profesionales han demostrado ser de los mejores a nivel internacional, y se han implicado en producir más y mejor. Por todo ello, habría que decir si se quiere, RTVE puede ser el servicio público que demanda la sociedad.

Alguien tiene que dar un primer paso para reivindicar una RTVE de verdadero servicio público, con una programación acorde a su razón de ser, con producción, con audiencia y sobre todo con credibilidad, y debemos ser los trabajadores y trabajadoras de una empresa que ha sido y debe ser referente.


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