jueves, 18 de marzo de 2010

Un Consejo de Administración donde no luce el sol

Con la ley 17/2006 todos esperábamos que el nuevo Consejo de Administración tomara las riendas de la Corporación RTVE. Se suponía que el nuevo Consejo elegido por una mayoría cualificada del Congreso, con las nuevas atribuciones establecidas en la ley, daría al máximo órgano de gestión de RTVE un aire de eficacia y eficiencia solicitado por todos para consolidar un empresa pública transparente y con vocación de servicio público. Nada más lejos de la realidad.

Seguimos teniendo un Consejo muy politizado, sin carácter, sin ideas y lo que es peor sin la ambición de consolidar una empresa pública estatal de comunicación fuerte que genere y emita bienes audiovisuales de calidad al servicio del ciudadano.

Lo peor con todo es que entre los 12 consejeros tengamos dos de los sindicatos mayoritarios en este país, CCOO y UGT, y un tercero de Izquierda Unida que no se han desmarcado ni un milímetro de las posturas oficiales del Consejo y la Dirección de la Corporación. No han llevado con independencia y valentía propuestas progresistas que reactiven una radio y televisión pública muy encorsetadas que apenas si se diferencian de las comerciales. Han sido rehenes de un Consejo de Administración inoperante, que cuando hay problemas mira para otro lado y al que el anterior Presidente, el Sr Luis Fernández, le ha tomado el pelo. Este Presidente ha llevado a RTVE de puertas hacia fuera a un supuesto éxito que de cara al interior se ha confirmado como una etapa negra de externalización de la producción, colocación de amiguetes en puestos de dirección, mala gestión e incapacidad de planificación. El Consejo de Administración tiene tanta responsabilidad en todo ello como el Presidente y la Dirección de empresa, quizás más puesto que el parlamento le adjudico la función de evitar que sucediera eso.

En el momento actual todavía se les espera. En una situación de fuerte movilización laboral ante la falta de trabajo, con el modelo de financiación al borde del precipicio, con una dirección de recursos humanos que genera conflictividad, el Consejo permanece mudo y cuando propone algo es para alinearse a las tesis de una dirección desconcertada y desbordada por los acontecimientos. Este es un Consejo que no decide, que no impone sus criterios, que no tiene sentido.

Los trabajadores, y más teniendo dos representantes de los sindicatos en el consejo, no van a perdonar lo que esta sucediendo y los que hasta ahora son sindicatos mayoritarios en la empresa, CCOO y UGT, pueden pasar a dejar de serlo si no se realiza una profunda reflexión sobre cuales son las políticas y estrategias que se demanda de estos consejeros y se aplican.

Tienen la oportunidad de sacar a esta empresa de una encrucijada que la lleva a ser un poste emisor y a ellos ser testigos de un robo a los ciudadanos de España de su servicio público audiovisual.

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