sábado, 13 de febrero de 2010

Los entresijos de la unidad sindical

Fiel reflejo de la sociedad española

La deseada por todos unidad sindical, más por unos que por otros, es una entelequia. En este país en el que no nos ponemos de acuerdo ni para atajar la peor crisis de la historia, la unidad ¡que digo! la mera compresión del otro supone un problema insalvable.

En RTVE había sindicatos que no entendían, ni compartían el problema de la falta de producción propia interna en TVE y RNE. Ahora, estos mismos, no paran de repetir expresiones como: plena ocupación, ratios de programas, perversidad de las tasas, externalización de la producción, plan de producción, entre otras.

Comisiones Obreras desde hace años, y en especial en los últimos seis meses, se ha cansado de repetir que la falta de producción de programas interna nos conducía a un callejón sin salida, ser un mero “poste emisor”. Los hechos y la nueva ley de comunicación audiovisual, desafortunadamente, nos vienen a dar la razón.

Ya hace casi tres años en los conocidos acuerdos de los “Peñascales” (Acuerdo para la constitución de la Corporación RTVE) mientras la mayoría de los sindicatos se afanaban en negociar el mejor ERE y la aplicación de la subida salarial derivada de los acuerdos del XVII Convenio, Comisiones Obreras forzaba la inclusión de acuerdos sobre externalización, creación de unidades de I+D+i, puesta en explotación de unidades terrenas y sobre todo en alcanzar unos mínimos de producción propia interna que se quedaron en 8200 horas anuales.

Aunque normalmente lo importante es el fondo en esta ocasión, de cara a los trabajadores, lo importante son las formas. Ellos quieren ver a los sindicatos unidos, quieren que las movilizaciones que impulsaron desde algunas unidades sean un éxito y sobre todo quieren recuperar su trabajo. En este sentido deben trabajar las organizaciones sindicales, sobretodo aquellas que han obtenido el respaldo mayoritario de los trabajadores, pero aquellas otras minoritarias deben hacer un ejercicio de responsabilidad huyendo del protagonismo y las rentabilidades electorales que pueden suponer.

No es hora de acercarse al “sol que más calienta” sino de trabajar juntos por recuperar un servicio público para los ciudadanos españoles; la producción de programas de calidad culturales, musicales informativos, de servicio, para las minorías, para las mayorías, algo que las televisiones privadas no hacen ni harán porque no es rentable. Sin RTVE la televisión en España tendrá encefalograma plano y sus ciudadanos también.

No hay comentarios: